Vila Sen Vento es un complejo rural vacacional situado en O Pino, a las afueras de Santiago de Compostela, junto al Camino Francés. Entre sus muchos puntos fuertes destaca el ámbito gourmet, ya que ofrece a domicilio una amplia gama de productos gallegos tradicionales elaborados con mucho cariño. En busca de una imagen que transmita todos sus valores, recurren a nosotros para crear un diseño versátil que pueda adaptarse a la extensa variedad de productos y soportes, a la vez que evoque cuidado, cercanía, origen y un delicioso punto de morriña.
Vila Sen Vento nace a partir de la Casa Rural Piñeiro, una vivienda de labranza del siglo XVIII completamente rehabilitada que pasa a encabezar un complejo rural vacacional sito en O Pino, a las afueras de Santiago de Compostela, junto al Camino Francés. Un pequeño microcosmos ubicado en el corazón de Galicia y en el que se ofrece servicio de restaurante de comida y repostería casera tradicional gallega, con producto de proximidad y alta calidad tratado con cariño. La llegada de la pandemia propició que comenzasen a realizar envíos de comida a domicilio sobre pedido con gran éxito, lo que generó una nueva necesidad: la de una imagen coherente y un packaging adaptado a todos sus productos. Es ahí donde comienza el trabajo de Naranjalimón Branding 360º, procurando impulsar a través de un nuevo diseño los valores que han hecho fuertes a la marca para alcanzar mayor conocimiento, notoriedad y aumentar su número de ventas.
GAMA DE PRODUCTOS
Uno de los puntos fuertes de Vila Sen Vento es que aglutina una amplia gama de productos caracterizada por sus sabores caseros y naturales de origen gallego. Entre ellos, las croquetas, los mejillones de la Ría en vinagreta, el auténtico caldo de Galicia, empanadas, pisto casero y una repostería deliciosa que va desde la tarta de almendra, pasando por la de chocolate hasta llegar a la bica. Precisamente esta misma variedad es la que exige un diseño original y reconocible que unifique toda la línea, así como un packaging adaptado a las necesidades particulares de cada producto en lo que respecta a envío y conservación.
CAJA MADERA
En la búsqueda de un modo funcional y seguro de proteger el producto, sin dejar de lado la originalidad y la creatividad, creamos unas cajas de madera de balsa destinadas a contener las tartas y bizcochos de la marca. Un soporte rígido, de esencia natural y estéticamente atractivo que el consumidor podrá conservar y reutilizar. Por último, la caja se cierra con gomas en las esquinas de forma que la apertura y el cierre sean de lo más sencillos. En la base se coloca un adhesivo con las características de cada producto y una tarjeta en la que se especifica el modo de preparación. En todas las cajas, al igual que en los posteriores envases, veremos unas coquetas ilustraciones personalizadas con un toque naif que aluden a su carácter cercano y artesanal, a la vez que nos dan pistas sobre el producto que se encuentra en el interior.
VIDRIO
Los botes de vidrio se envuelven a modo de regalo, siempre pensando en la usabilidad y la experiencia del usuario. El envoltorio se adhiere al vidrio, al igual que mantiene un adhesivo circular que cierra la parte superior e inferior con el logotipo de Vila Sen Vento y un coqueto lazo decorativo en la boca del envase que evoca tradición. Para facilitar la apertura, cuenta con una línea de puntos o trepado en la parte superior. Los productos pueden identificarse perfectamente en el frontal, además de por su nombre, incluso por su color característico. Finalmente, los envases se adaptan en función de los alimentos: mermeladas, caldos y mejillones en vinagreta.
FAJÍN
Cuando un producto es saludable y natural, ¡qué mejor que mostrarlo! En este caso optamos por un fajín que envuelve el producto sin llegar a cubrirlo del todo, permitiendo percibir así qué hay en el interior, con una salvedad: la empanada de trigo por su grosor más fino. Una alternativa más económica que no deja de transmitir imagen de marca.
ETIQUETAS
En este caso, hablamos de un producto que necesita mantenerse en el congelador, por lo que la solución resultó ser un adhesivo resistente sobre un envase al vacío que, además de mantener la línea gráfica, soportase la humedad y las bajas temperaturas sin degradarse. Sencillo, efectivo y súper atractivo.